La muerte de una mascota suele ser la primera pérdida que experimenta un niño. La forma en la que sus padres u otras personas a su cargo le ayuden a superar esta situación, afectará su reacción y nivel de recuperación ante futuras pérdidas a lo largo de su vida.

Pasos

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   Prepáralo antes del suceso. Lee libros que traten sobre cómo explicar la muerte a los niños o pide consejo a algún sacerdote o al director de una funeraria.

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   Conversen de antemano sobre la muerte de una mascota. Antes de lidiar con la pérdida, aprovecha un momento de menor carga emocional para hablar con tu hijo sobre la muerte de un animal. Por ejemplo, háblale sobre la muerte de la mascota del vecino, de un animal o de un ave que vivió en la naturaleza, cuéntale incluso sobre animales que mueren en historias o películas.

3.  

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   Cuando una mascota esté próxima a morir por su edad o por enfermedad, prepara a tu hijo de antemano. Ten presente que la forma en que reaccione y comprenda la situación dependerá en parte de su edad y desarrollo emocional.

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   Trata de no proyectar tus propios sentimientos en tu hijo. Deja que reaccione a su manera. Algo que te moleste a ti no necesariamente lo molestará a él y viceversa.

5.  

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   Sé directo sin usar eufemismos. Usa palabras como “muerte” o “fallecimiento” en vez de “se ha ido a otra parte” o “se encuentra en un lugar mejor.” Deja que te haga preguntas y dale respuestas directas y honestas. Los niños suelen imaginar cosas peores que la realidad si sienten que los adultos los “protegen” de la verdad.

   • Si la situación lo permite, explícale la diferencia entre los años de vida de las personas y de los animales, así como que la muerte significa que el corazón de su mascota ha dejado de latir, que ya no respira y que todo su cuerpo ha dejado de funcionar.

   • Si tu hijo pregunta por qué ha muerto su mascota, dile la verdad sobre su enfermedad, accidente o edad. Asegúrale que han hecho todo lo posible para salvarlo y que no fue culpa suya que muriera.

   • Si deben sacrificar a su mascota, explícale que lo hacen por el sufrimiento que siente y que es la forma correcta de demostrar que la quieren para que así descanse en paz. Permite a tu hijo que presencie el acto si tiene más edad y si así lo desea. Pídele al veterinario que le explique en qué va a consistir el proceso exactamente, qué ocurrirá y cuándo.

6.  

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   Dile a tu hijo qué le ocurrirá al cuerpo de su mascota. Pon énfasis en que su mascota ya no sentirá nada más. Si van a cremar a su mascota, explícale que el proceso es bastante rápido y limpio. Si tu hijo es curioso, déjalo ver las cenizas. Si su cuerpo será enterrado, permite que tu hijo participe.

   • Si resulta acorde con tus pensamientos y creencias, dile que la esperanza de una vida en el más allá también se aplica a su mascota y que ahora se encuentra en un lugar hermoso y feliz donde no sufrirá más, así como que un día se reunirán de nuevo.

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   Deja que tu hijo llore tanto como quiera. Dile que está bien estar triste. No te reprimas tú tampoco delante de tu hijo si quieres llorar.

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   Anímalo a hablar de sus recuerdos o historias sobre su mascota, así como a que se exprese mediante el dibujo, con un cuaderno de recortes, con un álbum de fotos o escribiendo una historia.

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   Ayuda a tu hijo a hacer una lista de familiares cercanos que también hayan conocido y querido a su mascota. Si es posible, permite que tu hijo ayude a notificar el deceso. Si planeas hacer un funeral o servicio funerario de cualquier tipo, invita a otras personas que brinden ánimos a tu hijo.

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    Informa al profesor de tu hijo para que no hayan malos entendidos si surgen problemas en la escuela. Explica que se deben a la muerte de su mascota.

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    Consulta a algún veterinario o refugio de animales si reciben donaciones de comida o medicamentos que hayan quedado de su mascota. Deja que tu hijo ayude a reunir y enviar estos objetos. Si quieren guardar alguno para una futura mascota, sepárenlo y límpienlo.

12.  

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    Espera un tiempo (varios meses, por lo menos) antes de tener otra mascota.Cada mascota merece su propio espacio y lugar dentro de una familia. Una nueva mascota no debe ser vista como el reemplazo de una anterior.